Título: El castillo de Frome
Autor: Richard Brightfield
Ilustrador: David Perry
Colección: Planea tu fuga de Frome, número 2
Publicación: Timun Mas, 1987
La saga iniciada con El castillo de Frome continúa con este segundo volumen, en el que la fortaleza de la que debíamos huir en el primer tomo se amplía hasta el bosque que lo rodea. De esta forma, la serie medieval de Planea tu fuga prosigue con el clásico esquema de espacio cerrado en el que diversos enigmas nos darán la clave necesaria para poder escapar: Richard Brightfield recoge el testigo de Packard, asumiendo que debe proseguir en la dirección indicada, algo que el nuevo autor cumplirá a la perfección.
Y es
que lo único que diferencia el bosque del castillo es su citada extensión:
donde antes había muros ahora hay un seto de kranor venenoso e impenetrable, y
los distintos habitantes de la fortaleza, guardias o criaturas monstruosas de
los calabozos, dan paso a flores de dudoso aroma, el pueblo aéreo de los
társaros, o los peculiares kiwires. De nuevo, la clave será interactuar con estos
y otros personajes que nos permitirán encontrar el hechizo, dividido en tres
partes (o fragmentos de una tablilla) que nos revele las palabras a pronunciar
en las diversas pruebas que rodean la entrada a las Cavernas de Mornas, una
salida subterránea al bosque y, con suerte, también del reino de Frome.
Afortunadamente, la conclusión de la aventura nos promete una incursión en esas Cavernas de Mornas que dan título al tercer volumen, probablemente el mejor de la saga de Frome. Porque en este bosque impenetrable, la trama
no aporta mayor atractivo respecto a su predecesor, e incluso los habitantes
del castillo, con sus interacciones en ese reducido espacio, nos resulta más interesante
que ese bosque en el que nadie parece darse cuenta de que vive bajo el dominio
de un dictador llamado Karg; tan solo mencionar el retorno del duque de Anjou,
personaje que ya nos había ayudado en el primer volumen y que tiene una
importancia igualmente esencial en esta secuela para obtener la clave que nos
permita escapar.

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