Puede
que en los años 90 no nos sonaran (lamentablemente) conceptos como el cambio
climático, pero sin duda el ecologismo estaba de moda. Palabras como agujero de
la capa de ozono, lluvia ácida o efecto invernadero aparecían a diario en las
noticias, y de esta idea se acabaría también contagiando la ficción, incluso la
dirigida al público infantil y juvenil. Es el caso de Tú eres quien defiende a
los animales, una de las dos únicas incursiones de Timun Mas en la producción
propia dentro de su extensa línea de librojuegos.
En relación a esta serie, nos ofrecía en cada volumen una trama centrada en un animal
(canguros, ballenas, lobos) siempre en peligro por culpa del hombre, y con la excusa
de investigar al respecto o salvar la situación, iremos tomando decisiones que
nos llevarán más o menos cerca del único e inevitable final. De esta forma, La
desaparición de la doctora Rinner se centra en su caso en los gorilas,
reducidos a una pequeña área de África (como aparece en el mapa que introduce
la historia) donde saldremos en busca de la desaparecida científica, con no
pocas similitudes con la célebre Joan Goodall, y en contra de los omnipresentes
furtivos.
El
volumen se complementa con un dosier sobre los gorilas, y un pequeño juego para
ampliar la experiencia, pero sin duda lo que más destaca (y no solo a este
título sino a toda la serie) es la “lupa”, una pequeña hoja de celofán rojo en
un cartón incluida en el tomo, y que sirve para colocar sobre ciertas
ilustraciones a color a fin de descifrar la pista que nos permita tomar la
mejor decisión: descubrir las huellas de las hienas, algún elemento oculto
entre la maleza, etc. También la lista de "Claves" al final del tomo nos guiará
al respecto.
El
final, decíamos, resulta inevitable, así que la decisión no tendrá en ningún
caso más objeto que alargar la historia. Con todo, La desaparición de la
doctora Rinner destaca por suponer un intento de producción propia de
librojuegos en España, y por parte de la editorial de Elige tu propia aventura
nada menos, así como ser un ejemplo de esa “línea ecologista” que tanto se dio
a conocer en los años 80 y 90. Y por cierto, un detalle a destacar: la escena de la boda
concertada, en realidad casi una venta de la pobre niña, algo tristemente real
pero que sorprende en medio de una trama sobre animales en peligro dirigida a
un público juvenil.

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